la importancia de la participación colectiva en el trabajo comunitario

Read this article in English here.
Leia este artigo em português aqui.

Este artículo fue traducido por Elaine Conde, participante voluntaria de la Comunidad de Traducción del Instituto Elos.

Simone Weil, filósofa francesa que estudió la inseguridad obrera, presenta tres elementos de desarraigo presentes en la experiencia de su trabajo en la fábrica: el miedo, el cansancio y la sujeción. Estos mismos elementos se pueden percibir en la experiencia comunitaria.

 El desarraigo, explica Eclea Bosi, psicóloga social que coordinó el Laboratorio de Memoria e Historia Oral Simone Weil de la Universidad de São Paulo, es la “ignorancia del trabajador en relación al destino de las cosas que fabrica”. Es decir, cuando una persona se encuentra fragmentada, alienada de su propia historia, de su realidad, de su destino, se encuentra desarraigada.

Desde 2014 trabajo en el área de desarrollo comunitario en Instituto Elos. La experiencia en un proyecto me impulsó a profundizar algunas reflexiones y decidí hacer una maestría en el campo de la psicología social para buscar respuestas a mis inquietudes. Residentes del Residencial Jardim Bassoli, Campinas, São Paulo, aportaron testimonios sobre los procesos de salida de la vieja casa y llegada al residencial que demostraron la existencia de los factores de desarraigo descritos.

El sometimiento lo vivieron estas personas cuando el gobierno tocó la puerta y advirtió: “te vas a tener que ir”, sin espacio para el diálogo ni comprensión de los motivos de la obligación de tener que mudarse a un nuevo barrio, completamente desconocido, convivir, arriba o abajo, también con desconocidos provenientes de varios otros barrios de la ciudad.

Se sentía el cansancio por los desplazamientos de más de dos horas entre el lugar de trabajo y la casa, considerando los 23 kilómetros que separan Jardim Bassoli del centro de Campinas y la falta de líneas de ómnibus y terminales de integración.

El miedo estaba presente en la forma en que se trataba a las personas desde el comienzo del proceso de eliminación: un número.

Cada familia se contaba como una de las dos mil trescientas y ochenta familias, sin importar se en una de ellas son dos personas, tres o siete. Sin importar que en uno de ellos haya una madre con un bebé recién nacido, o una señora en silla de ruedas.

La cosificación, que es la transformación de las personas en objetos, convierte los dramas humanos en números.

Así como la trabajadora es sólo una unidad en la fuerza de trabajo de los estudios de Simone Weil. “somos invisibles, apenas existimos”, escribió. La residente tampoco es alguien, apenas existe, es solo un número.

Un proyecto de desarrollo comunitario que se lleva a cabo en este tipo de territorios, donde la gente ha vivido una intensa experiencia de desarraigo, necesita tener la sensibilidad para promover la escucha atenta, porque antes de empezar a soñar con el futuro, es necesario escuchar, escuchar, escuchar y invitar a las personas a compartir sus historias en espacios de escucha colectiva.

Es importante que los residentes reconozcan que no son solo un número, que son parte de un grupo de personas que han pasado por las mismas experiencias.

A medida que se llevan a cabo reuniones comunitarias y las personas se sienten bienvenidas y pertenecientes, es posible comenzar a construir una visión compartida del futuro del nuevo vecindario. Un primer punto a destacar es: al participar en las reuniones comunitarias, los vecinos descubren que no están solos, que hay otras personas, sus vecinos, que también quieren moverse para transformar la comunidad:

“Vaya, después de que sucedió el esfuerzo en conjunto en la plaza, eso me motivó a hacer mucho más. No es solo ahí donde se necesita, hay otros lugares, hay otras cosas que hacer. Entonces pensamos así: ‘wow, ese lugar está tan abandonado’ si esperamos a que venga la entidad pública, el ayuntamiento para que lo hagan, lo harán regañadientes, entonces es mejor que vayamos allí, y nosotros lo hacemos. Ahí lo tienes, publícalo en el grupo, mira quién está disponible para ayudar y tal, siempre hay alguien disponible. ‘Entonces, ¿hagámoslo?’, ‘¡Hagámoslo!’” Eso es genial, ¿verdad? Esa parte en la que no solo eres tú quien mira de esa manera, hay muchas otras personas que ven de la misma manera que tú. Y le gusta el lugar donde vive y quiere verlo de otra manera”.

Fabiana, residente de Jardim Bassoli

Otro punto importante a destacar es el desarrollo de la confianza en uno mismo a través de actividades en grupo. Cuando la residente se da cuenta de que su proyecto puede funcionar, que no está sola, se siente segura, incluso para hablar y contarle a más personas las actividades que está realizando:

“Recuerdo que cuando estabas en esa primera plaza dijiste: ‘Renata, ¿vamos a hacer una entrevista?’ Entonces yo dije: [ella sacude negativamente la cabeza], pero es por timidez, ¿no?! Pero hoy ya puedo hablar un poco de nosotros, de nuestro proyecto, apenas comienza, ya sabes, pero nuestros sueños se están haciendo realidad”.

Renata, residente de Jardim Bassoli

Las relaciones amistosas que se desarrollan y fortalecen a partir de reuniones comunitarias y actividades colectivas transforman la vida de las personas y el lugar donde viven.

“Cuando lo vi dije ‘oye, te ayudaré’. Tenía ganas de ayudar, de dar lo mejor de mí en los pocos días que pudiera ayudar. Estoy muy agradecido con el proyecto por mirarnos y tener esta visión positiva del barrio. Hay mucha gente que ve a Jardim Bassoli como un lugar negativo, pero yo no. He vivido aquí durante cinco años y siempre trato de ver el lado positivo. Hasta ahora es el lugar donde tengo que vivir y si algún día me voy de aquí quiero recordarlo como un buen lugar. Conocí a mucha gente buena aquí durante el esfuerzo conjunto: el equipo de talentos, incluso mis vecinos con los que no teníamos afinidad. A través del proyecto gané muchos amigos”.

Idrenio, vecino de Jardim Bassoli

Según el investigador José Moura Gonçalves Filho (2003, p. 223, énfasis del autor): “la amistad representa igualdad y, más precisamente, sociedad en igualdad”. esta noción de amistad revela “la necesidad que tenemos de que la convivencia comunitaria crezca en la experiencia de arraigarse en el mundo” (SVARTMAN; GALEÃO-SILVA, 2016, p. 341).

La comunidad, por lo tanto, presupone relaciones de vecindad igualitarias, el sentimiento de amistad política, cuando diferentes personas se encuentran en igualdad de condiciones y experimentan prácticas que favorecen la acción colectiva. Simone Weil relata la experiencia de la huelga en la fábrica y habla de la alegría que ella y los demás trabajadores experimentaron:

“Sí, una alegría. (…) Qué alegría entrar en la fábrica con el permiso sonriente de un obrero que custodiaba la puerta. La alegría de encontrar tantas sonrisas, tantas palabras de acogida fraterna. (…) La alegría de decir lo que hay en tu corazón a todos, jefes y compañeros, en esos lugares donde dos trabajadores podrían trabajar durante meses a la vez, uno al lado del otro,

 sin que ninguno de los dos supiera lo que pensaba el vecino. (…) Finalmente, por primera vez, y para siempre, habrá otros recuerdos flotando alrededor de estas pesadas máquinas, y no sólo el del silencio, la opresión, la sumisión. Recuerdos que ponen un poco de orgullo en el corazón, que dejarán un poco de calor encima de todo ese metal”. (WEIL, 1979, pág. 106)

Las experiencias de participación comunitaria contribuyen a sobrellevar los sentimientos de sujeción, miedo y cansancio y a promover sentimientos de alegría, favoreciendo el arraigo, caracterizado por el filósofo francés como:

“(…) la necesidad más importante y más desconocida del alma humana y una de las más difíciles de definir. El ser humano tiene su raíz por su participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad que mantiene vivos ciertos tesoros del pasado y ciertos presentimientos del futuro.” (WEIL, 2001, pág. 43).

La frase repetida con insistencia en varias reuniones comunitarias “la unión hace la fuerza” no es sólo un discurso, es una acción, y es colectiva.

La transformación de la residencia Jardim Bassoli en comunidad se dio a través de la participación de los vecinos en acciones colectivas, cuando decidieron echar raíces en este lugar y luchar para que sea el mejor lugar para vivir, no solo para ellos, sino para todas las personas que viven alli.

 Referencias bibliográficas:

BOSI, Ecléa. O Tempo Vivo da Memória: Ensaios de Psicologia Social. São Paulo: Ateliê Editorial, 2003.  

GONÇALVES FILHO, José Moura. Problemas de método em Psicologia Social: algumas notas sobre a humilhação política e o pesquisador participante. In: BOCK, Ana Mercês Bahia. (Org.), Psicologia e compromisso social. São Paulo: Cortez, 2003. 

SVARTMAN, Bernardo Parodi. & GALEÃO-SILVA, Luís Guilherme. Comunidade e resistência à humilhação social: desafios para a psicologia social comunitária. Revista Colombiana de Psicologia. Bogotá. v.25, n.2, p. 331-349, 2016. 

WEIL, Simone. O enraizamento. Bauru, SP: EDUSC, 2001. 

A condição operária e outros estudos sobre a opressão. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1979.

Clarissa Borges es GSA 2012. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Federal de Santa María (2010), con maestría en Psicología Social por la Universidad de São Paulo (2021). Desde 2014 trabajo como movilizadora social y facilitadora de grupos en proyectos de desarrollo comunitario. En mi tiempo libre uso el bordado para descansar la mente y como herramienta de lucha en la militancia feminista, antirracista y por la visibilidad LGBTQIAP+.

the importance of collective participation in community work

Leia este artigo em português aqui.
Lea este artículo en español aquí.

This article was translated by Antonio Oliveira, a volunteer participant in the Translation Community at Instituto Elos.

Simone Weil, a French philosopher who studied worker uprooting, presents three uprooting elements present in the experience of her work in the factory: fear, tiredness and subjection. these same elements can be perceived in the community experience.

Uprooting, explains Eclea Bosi, a social psychologist who coordinated the Laboratory of Memory and Oral History Simone Weil at the University of São Paulo, is the “ignorance of the worker in relation to the fate of the things he manufactures”. that is, when a person finds himself fragmented, alienated from his own history, from his reality, from his destiny, he is uprooted.

since 2014 I work in the area of ​​community development at Instituto Elos. the experience in a project spurred me to deepen some reflections and I decided to do a master’s degree in the field of social psychology to seek answers to my concerns. residents of Residencial Jardim Bassoli, Campinas, São Paulo, brought testimonies about the processes of leaving the old house and arriving at the residential, which demonstrated the existence of those uprooting factors described by Simone Weil. the 2380 families that lived in the neighborhood were removed from their former homes with the allegation that they lived in risk areas – threatened by floods, flooding, etc.

the subjection was experienced by these people when the government knocked on the door and warned: “you will have to leave”, with no space for dialogue or understanding of the reasons for the obligation of having to move to a new neighborhood, completely unknown, to live side by side, above or below also unknown people coming from several other neighborhoods of the city.

tiredness
was felt due to commuting for more than two hours between the workplace and home, considering the 23 kilometers that separate Jardim Bassoli from the center of Campinas and the lack of bus lines and integration terminals.

fear was present from the way people were treated since the beginning of the removal process: a number.

each family was counted as one of the two thousand three hundred and eighty families, whether in one of them there are two people, three or seven. whether in one of them there is a mother with a newborn baby, or a lady in a wheelchair.

reification, which is the transformation of people into objects, turns human dramas into numbers. just as the female worker is just one unit in the work force of Simone Weil’s studies. “We don’t count, it barely exists,” she wrote. the resident doesn’t count either, she barely exists. it’s just a number.

a community development project carried out in this type of territory, where people have gone through an intense experience of being uprooted, needs to have the sensitivity to promote attentive listening, because before starting to dream about the future, it is necessary to listen, listen, listen and invite people to share their stories in collective listening spaces. it is important for residents to recognize that they are not just a number. that they are part of a group of people who have gone through the same experiences.

as community meetings take place, and people feel welcomed and belong, it is possible to start building a shared vision of the future for the new neighborhood.

a first point that needs to be highlighted is: when participating in community meetings, residents discover that they are not alone, that there are other people, their neighbors, who also want to get moving to transform the community:

“Wow, after the square effort happened, that motivated me to do much more. It’s not just there that you need it, there are other places, there are other things to do. So we think like this: ‘wow, that place is so abandoned’ if we wait for the public body, the city hall to come and do it, but they’re going to do it poorly, so it’s better for us to go there and do it. There you go, post it in the group, see who is available to help and such, there is always someone available. ‘So, let’s do it?’, ‘Let’s do it!’” That’s cool, right?! That part that it’s not just you who looks that way, there are many more people who see it the same way you do. And he likes the place he lives and wants to see it differently.”

Fabiana, resident of Jardim Bassoli

Another important point to emphasize is the development of self-confidence through group activities. when the resident realizes that her project can work, that she is not alone, she feels safe, even to talk and tell more people about the activities she is carrying out:

 “I remember when you were in that first square you said: ‘Renata, are we going to do an interview?’ Then I said: [she shakes her head negatively], but it’s because of shyness, really, right?! But today I can already talk a little about us, about our project, it’s just beginning, you know, but our dreams are coming true.”

Renata, resident of Jardim Bassoli

 the friendly relationships that develop and strengthen from community meetings and collective activities transform people’s lives and the place where they live.

 “When I saw it I said ‘hey, I’ll help’. I felt like helping, to do my best in the few days I could help. I am very grateful to the project for looking at us and having this positive view of the neighborhood. There are many people who look at Jardim Bassoli as a negative place, but not me. I’ve lived here for five years and I always try to look on the positive side. Until now it’s the place I have to live and if one day I leave here I want to remember it as a good place. I met a lot of good people here during the joint effort: the talent team, even my neighbors that we had no affinity with. I gained a lot of friends through the project.”

Idrenio, resident of Jardim Bassoli

according to researcher José Moura Gonçalves Filho (2003, p. 223, emphasis added): “friendship represents equality and, more precisely, partnership in equality.” this notion of friendship reveals “the need we have for community coexistence to grow in the experience of being rooted in the world” (SVARTMAN; GALEÃO-SILVA, 2016, p. 341).

community, therefore, presupposes egalitarian neighborhood relations, the feeling of political friendship, when different people meet on an equal basis, and experience practices that encourage collective action. Simone Weil reports the experience of the strike at the factory and talks about the joy she and the other workers experienced:

 “Yes, a joy. (…) What a joy to enter the factory with the smiling permission of a worker who was guarding the door. The joy of encountering so many smiles, so many words of fraternal welcome. (…) The joy of saying what’s in your heart to everyone, bosses and colleagues, in those places where two workers could work for months at a time, side by side, without either of them knowing what the neighbor was thinking. (…) Finally, for the first time, and forever, there will be other memories floating around these heavy machines, and not just that of silence, oppression, submission. Memories that put a little pride in the heart, that will leave a little warmth on top of all that metal.” (WEIL, 1979, p. 106)

community participation experiences contribute to coping with feelings of subjection, fear and tiredness and to promoting feelings of joy, encouraging rooting, characterized by the French philosopher as:

“(…) the most important and most unknown need of the human soul and one of the most difficult to define. The human being is rooted in his real, active and natural participation in the existence of a collectivity that keeps alive certain treasures of the past and certain forebodings of the future.” (WEIL, 2001, p. 43). 

the phrase repeated insistently in several community meetings “unity makes strength” is not just a speech, it is an action, and it is collective.

The transformation of the Jardim Bassoli residence into a community took place through the participation of residents in collective actions, when they decided to take root in this place and fight to make it the best place to live, not only for them, but for all people who live there.

bibliographic references:

BOSI, Ecléa. O Tempo Vivo da Memória: Ensaios de Psicologia Social. São Paulo: Ateliê Editorial, 2003.  

GONÇALVES FILHO, José Moura. Problemas de método em Psicologia Social: algumas notas sobre a humilhação política e o pesquisador participante. In: BOCK, Ana Mercês Bahia. (Org.), Psicologia e compromisso social. São Paulo: Cortez, 2003. 

SVARTMAN, Bernardo Parodi. & GALEÃO-SILVA, Luís Guilherme. Comunidade e resistência à humilhação social: desafios para a psicologia social comunitária. Revista Colombiana de Psicologia. Bogotá. v.25, n.2, p. 331-349, 2016. 

WEIL, Simone. O enraizamento. Bauru, SP: EDUSC, 2001. 

A condição operária e outros estudos sobre a opressão. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1979.

Clarissa Borges is GSA Warrior 2012. holds a degree in Social Communication from the Federal University of Santa Maria (2010), a master’s degree in Social Psychology from the University of São Paulo (2021). since 2014 I work as a social mobilizer and facilitator of groups in community development projects. in my free time I use embroidery to rest my mind and as a tool to fight in feminist and anti-racist militancy and for LGBTQIAP+ visibility.

enraizamento: a importância da participação coletiva no trabalho comunitário

Read this article in English here.
Lea este artículo en español aquí.

Simone Weil, filósofa francesa que estudou o desenraizamento operário, apresenta três elementos desenraizantes presentes na experiência do seu trabalho na fábrica: o medo, o cansaço e a sujeição.

estes mesmos elementos podem ser percebidos na vivência comunitária.

o  desenraizamento, explica Eclea Bosi, psicóloga social que coordenava o Laboratório de Memória e História Oral Simone Weil na Universidade de São Paulo, é a “ignorância do trabalhador em relação ao destino das coisas que fabrica”. ou seja, quando uma pessoa se vê fragmentada, alienada da sua própria história, da sua realidade, do seu destino, ela está desenraizada.

desde 2014 atuo na área de desenvolvimento comunitário no Instituto Elos.  a experiência em um dos
projetos me impulsionou a aprofundar algumas reflexões e decidi fazer o mestrado na área da psicologia social para buscar respostas às minhas inquietações. as moradoras do Residencial Jardim Bassoli, em Campinas, São Paulo, traziam  depoimentos sobre os processos de saída da antiga moradia e de chegada no residencial que demonstravam a existência daqueles fatores desenraizantes descritos por Simone Weil.

as 2380 famílias que viviam no bairro foram removidas de suas antigas residências com a alegação de que viviam em áreas de risco – ameaçadas por enchentes, alagamentos, etc.

a sujeição foi vivida por essas pessoas quando o poder público bateu à porta e avisou: “você vão ter que sair”, sem espaço para diálogo ou entendimento dos motivos para a obrigatoriedade de ter que se deslocar para um novo bairro, completamente desconhecido, para viver lado a lado, acima ou abaixo de pessoas também desconhecidas vindas de diversos outros bairros da cidade.

o cansaço foi sentido devido o deslocamento por mais de duas horas entre o local de trabalho e a moradia, considerando os 23 quilômetros que separam o Jardim Bassoli do centro de Campinas e a falta de linhas de ônibus e terminais de integração.

já o medo esteve presente a partir da forma como as pessoas foram tratadas desde o início do processo de remoção: um número. 

cada família foi contada como uma das duas mil trezentas e oitenta famílias, não importando se em uma delas são duas pessoas, três ou sete.  se em uma delas tem uma mãe com um bebê recém nascido ou uma senhora cadeirante.

a reificação, que é a transformação de pessoas em objetos, faz com que dramas humanos virem números. assim como a operária é só uma unidade na força de trabalho dos estudos de Simone Weil .

“A gente não conta, mal existe”, escreveu. a moradora também não conta, mal existe. é só um número.

um projeto de desenvolvimento comunitário realizado neste tipo de território, onde as pessoas passaram por uma experiência intensa de desenraizamento, precisa ter a sensibilidade de promover a escuta atenta, pois antes de começar a sonhar com o futuro, é preciso ouvir, ouvir, ouvir e convidar as pessoas a compartilharem suas histórias em espaços de escuta coletivos.

é importante que as moradoras reconheçam que não são apenas um número. que elas fazem parte de um grupo de pessoas que passou pelas mesmas experiências.

conforme os encontros comunitários vão acontecendo, e as pessoas se sentem acolhidas e pertencentes, é possível iniciar a construção de uma visão partilhada de futuro para o novo bairro.

um primeiro ponto que precisa ser destacado é: ao participarem de encontros comunitários as moradoras descobrem que não estão sozinhas, que existem outras pessoas, suas vizinhas, que também querem se colocar em movimento para transformar a comunidade: .

“Nossa, depois que o mutirão da praça aconteceu aquilo me motivou a fazer muito mais. Não é só ali que precisa, tem outros lugares, tem outras coisas para se fazer. Então a gente pensa assim: ‘nossa, aquele lugar  está tão abandonado’ se a gente ficar esperando pelo pelo órgão público, a prefeitura vir fazer, só que eles vão fazer de qualquer jeito, então é melhor a gente ir lá fazer. Aí vai, publica lá no grupo, vê quem tá disponível para poder ajudar e tal, sempre tem alguém disponível. ‘Então, vamos fazer?’, ‘Vamos fazer!’” É legal isso, né?! Essa parte de que não tem só você que olha daquele jeito, tem muito mais gente que vê do mesmo jeito que você. E gosta do lugar que mora e quer ver diferente.”

Fabiana, moradora do Jardim Bassoli

outro ponto importante de ressaltar é o desenvolvimento da autoconfiança a partir das atividades em grupo. quando a moradora percebe que seu projeto pode dar certo, que ela não está sozinha, ela se sente segura, inclusive para falar e contar para mais pessoas sobre as atividades que está realizando:

“Eu lembro que quando vocês tavam naquela primeira praça falaram: ‘Renata, vamos dar uma entrevista?’ Aí eu falei: [ela sacode a cabeça negativamente], mas é por acanhamento, mesmo, né?! Mas hoje eu já consigo falar um pouco da gente, do nosso projeto, tá só começando, né, mas os nossos sonhos estão sendo realizados.”

Renata, moradora do Jardim Bassoli

as relações de amizade que se desenvolvem e fortalecem a partir dos encontros comunitários e atividades coletivas transformam a vida das pessoas e o lugar onde elas vivem.

“Quando eu vi falei ‘pô, vou ajudar’. Senti vontade de ajudar, de dar o máximo de mim nos poucos dias em que eu pude ajudar. Sou muito grato ao projeto por ter olhado pra nós e ter essa visão positiva do bairro. Tem muita gente que olha para o Jardim Bassoli como um lugar negativo, já eu não. Faz cinco anos que eu moro aqui e sempre tento ver por um lado positivo. Até agora é o lugar que eu tenho para viver e se um dia eu sair daqui eu quero lembrar daqui como um lugar bom. Eu conheci muita pessoa boa aqui durante o mutirão: o time do talento, até meus vizinhos que a gente não tinha afinidade. Através do projeto eu ganhei vários amigos.”

Idrênio, morador do Jardim Bassoli

segundo o pesquisador José Moura Gonçalves Filho (2003, p. 223, grifos do autor): “a amizade representa a igualdade e, mais precisamente, a parceria na igualdade.” essa noção de amizade revela “a necessidade que temos de convivência comunitária para crescermos na experiência de enraizamento no mundo” (SVARTMAN; GALEÃO-SILVA, 2016, p. 341). 

comunidade, dessa forma, pressupõe relações de vizinhança igualitárias, o sentimento de amizade política, quando pessoas diferentes se encontram de igual para igual, e vivenciam práticas que estimulam o fazer coletivo. Simone Weil relata a experiência da greve na fábrica e conta sobre a alegria que ela e as demais operárias vivenciaram:

“Sim, uma alegria. (…) Que alegria entrar na fábrica com a autorização sorridente de um operário que vigiava a porta. Alegria de encontrar tantos sorrisos, tantas palavras de acolhimento fraterno. (…) Alegria de dizer o que está no coração para todo mundo, chefes e colegas, nesses lugares onde dois operários podiam trabalhar meses seguidos, lado a lado, sem que nenhum dos dois soubesse o que o vizinho pensava. (…) Finalmente, pela primeira vez, e para sempre, haverá em torno destas máquinas pesadas outras lembranças flutuando, e não só a do silêncio, da opressão, da submissão. Lembranças que põem um pouco de orgulho no coração, que deixarão um pouco de calor humano em cima de todo esse metal.” (WEIL, 1979, p. 106)

experiências de participação comunitária contribuem para o enfrentamento dos sentimentos de sujeição, medo e cansaço e para a promoção do sentimento de alegria, estimulando o enraizamento, caracterizado pela filósofa francesa como

“(…) a necessidade mais importante e mais desconhecida da alma humana e uma das mais difíceis de definir. O ser humano tem uma raiz por sua participação real, ativa e natural na existência de uma coletividade que conserva vivos certos tesouros do passado e certos pressentimentos do futuro.” (WEIL, 2001, p. 43).

o bordão repetido insistentemente em diversos encontros comunitários “a união faz a força” não é só uma fala, é uma ação, e é coletiva.

a transformação do residencial Jardim Bassoli em uma comunidade se deu a partir da participação das moradoras nas ações coletivas, quando elas decidiram enraizar-se nesse local e lutar por fazer dele o melhor lugar para se viver, não somente para elas, mas para todas as pessoas que vivem lá.

referências bibliográficas:

BOSI, Ecléa. O Tempo Vivo da Memória: Ensaios de Psicologia Social. São Paulo: Ateliê Editorial, 2003. 

GONÇALVES FILHO, José Moura. Problemas de método em Psicologia Social: algumas notas sobre a humilhação política e o pesquisador participante. In: BOCK, Ana Mercês Bahia. (Org.),
Psicologia e compromisso social. São Paulo: Cortez, 2003. 

SVARTMAN, Bernardo Parodi. & GALEÃO-SILVA, Luís Guilherme. Comunidade e resistência à humilhação social: desafios para a psicologia social comunitária. Revista Colombiana de Psicologia. Bogotá. v.25, n.2, p. 331-349, 2016. 

WEIL, Simone. O enraizamento. Bauru, SP: EDUSC, 2001. 

A condição operária e outros estudos sobre a opressão. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1979.

Crédito: Paulo Pereira

Clarissa Borges é GSA 2012, graduada em Comunicação Social pela Universidade Federal de Santa Maria (2010) e mestra em Psicologia Social pela Universidade de São Paulo (2021).  desde 2014 atua como mobilizadora social e facilitadora de grupos em projetos de desenvolvimento comunitário. nas horas livres utilizo o bordado para descansar a mente e como ferramenta de luta na militância feminista, antirracista e pela visibilidade LGBTQIAP+.

** Este texto não reflete, necessariamente, a opinião do Instituto Elos.